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martes, 28 de octubre de 2014

PADRE FUNES

DIRECTOR DEL OBSERVATORIO ASTRONOMICO VATICANO

José Gabriel Funes: "los extraterrestres serían también creación de Dios"
El astrónomo y teólogo cordobés cree que Dios pudo haber creado vida inteligente en otras partes del universo. Y no ve contradicciones entre la ciencia y la fe.
Por:  Julio Algañaraz
Fuente: VATICANO. CORRESPONSAL

El cordobés José Gabriel Funes (45) vive entre Dios y las estrellas. Y cree que en el universo es perfectamente posible que existan otros seres vivientes. Doctor en Astronomía y Teología, Funes es toda una autoridad científica y un jesuita bien dotado en temas teológicos. Cita a San Francisco y recuerda que el gran santo llamaba "hermano" y "hermana" a las criaturas terrestres. "¿Por qué no podremos hablar también de un hermano extraterrestre? Sería también parte de la creación", asegura.

Algunas de sus opiniones recibieron un atento eco en el diario vaticano L'Osservatore Romano, lo que ha dado un nuevo relieve e impulso a lo que afirma Funes. El director de la Specola Vaticana vive en el Palacio Pontificio de Castelgandolfo, a 27 kilómetros al sur de Roma, que es la residencia estival de los pontífices. Clarín charló en este "otro Vaticano" durante más de una hora con el padre Funes. Escenarios: la terraza del palacio con la vista del vecino lago Albano y el interior de la cúpula, donde se encuentra el telescopio principal. Funes fue promovido a director de la Specola en agosto de 2006.

-¿Existen los extraterrestres? ¿Creen en Dios? ¿Serán católicos o no?

-La posibilidad existe. El universo, según los astrónomos, está formado por 100.000 millones de galaxias, a su vez compuestas por 100.000 millones de estrellas. Muchas de ellas podrían tener planetas. No podemos excluir que la vida se haya desarrollado en algunos de ellos. La astrobiología, que hizo muchos progresos en estos años, está estudiando a fondo este aspecto. Creo que pronto podremos individuar los elementos de sus atmósferas y comprender si hay condiciones para el nacimiento de la vida, que podría desarrollarse incluso sin oxígeno o hidrógeno.

-¿No cree que esto pone en apuros a la religión católica, que refiere de una creación puramente terrestre?

-No, considero que no. Dios puede haber creado seres inteligentes en otras partes del universo. No contrasta con nuestra fe. No podemos poner límites a la libertad creadora de Dios. Dios se encarnó en Jesucristo en este mundo para redimir a los hombres con el sacrificio de su Hijo. La encarnación es un hecho único e irrepetible. Esos seres inteligentes podrían haber elegido amar a Dios. Podrían no tener necesidad de la redención.

-¿La astronomía atrae a los jesuitas porque es la única ciencia que tiene que ver con el infinito?

-El universo no es infinito. Un astrónomo observador ve un cierto límite. La edad del universo es de 14.000 millones de años y la distancia en años luz no puede ser mayor, aunque se expande aceleradamente. Algunos especulan que no hay un universo sino varios, quizás infinitos.

-¿Usted, como científico, cree que el universo nació del llamado Big Bang?

-Creo que es la mejor explicación sobre el origen del universo desde lo científico. Durante 300 mil años la materia, la energía y la luz estuvieron unidas en una mezcla. El universo era opaco. Después se produjo la explosión (el Big Bang) y ahora vivimos en un universo transparente. Podemos ver la luz, las galaxias. La conclusión es que hay límites, que el universo no es infinito.

-¿Cómo concilia la ciencia con la teología, con la fe?

-Como astrónomo creo que Dios creó el universo y que nosotros no somos el fruto de una casualidad, sino los hijos de un buen padre que tiene por nosotros un proyecto. De la observación de las estrellas emerge un claro proceso evolutivo. Este es un dato científico. No veo una contradicción entre lo que aprendamos de la evolución y nuestra fe en Dios. Hay verdades fundamentales que no cambian: Dios es el creador y hay un sentido de la creación. Fe y razón son las alas con que se eleva el espíritu humano, dijeron los dos últimos Papas. No hay contradicción entre lo que sabemos a través de la fe y lo que aprendemos a través de la ciencia. Puede haber tensiones y conflictos, pero no debemos tener miedo. La Iglesia no debe temer la ciencia y sus descubrimientos.



martes, 21 de octubre de 2014

Carta de Einstein (habla de Dios y el Amor)



EL AMOR

A finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte.

Esta es una de ellas. a Lieserl Einstein.

"Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.

Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.

El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.

Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.

Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.

Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.

Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.

Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.

Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!".

Tu padre: Albert Einstein".